La obra comienza a hacerse realidad. Hoy fue Chío a ver un ensayo y a escuchar nuestras propuestas para el vestuario de los personajes. Además de encargarse de esto, ella hará la propuesta de escenografía. Estamos entrando al terreno de la producción, finalmente. Ahora sí, a diferencia de nuestra experiencia del año pasado (omito adjetivar cómo fue), todo parece ordenado, guiado. Las tensiones en el grupo, que empiezan a manifestarse poco a poco (estamos cansados, es mayo, hace calor... etcétera) se disipan cuando nos ponemos a trabajar.
Los consejos de Singer no dejan de ser útiles. Menciono otros 'mandamientos' para el Decálogo del Actor:
"Evita los pleonasmos. No des una buena noticia con cara y tono de que estás dando una buena noticia: busca algo diferente. Puede ser, por ejemplo, que des una buena noticia retando al otro, o disfrutando el momento y las reacciones de los demás cuando la propones".
"Cuando sientas que hay una reacción falsa, deténla. Si das el tiempo suficiente, aparecerá una reacción verosímil, verdadera".
"Busca la comodidad. Si no te sientes cómodo, busca algo diferente hasta que encuentres ese estado. No quedes satisfecho hasta encontrarlo. La diversión es consecuencia de esta comodidad: no hay que procurar la diversión por sobre todas las cosas, sino la comodidad. De ahí derivará la diversión, que es estar concentrado en algo, en otra cosa".
Quedan pocas semanas de ensayos. Seguimos en el trabajo de mesa, ya en el tercer acto y avanzando. Por cierto, la atmósfera del tercer acto es radicalmente opuesta a la de los dos anteriores. Tristán se convierte en un personaje central, y será él quien en última instancia resuelva el conflicto.
Falta poco tiempo. Hace falta mucho trabajo.
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